Una guerrilla esperando la paz
En el campamento del Bloque Alfonso Cano en la cordillera occidental, guerrilleros, combatientes jóvenes sobrevivientes a bombardeos y disparos de la guerra en Colombia se apartan del fusil y se atreven a hablar.
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En lo alto de las montañas que miran al Pacífico, 300 guerrilleros comandados por Walter, silencian sus fusiles a la espera de la negociación de paz en La Habana. En ejércitos verticales como el de la guerrilla de las Farc en Colombia, imperan las decisiones colectivas; los individuos cuentan poco. Nada. La guerra no tiene rostros. Los combatientes rasos -la guerrillerada- sometidos a una rígida disciplina, solo obedecen. Difícil arrancarles palabras hiladas, emociones; difícil construir confianza para expresarse sin prejuicios, sin miedos, y hablar con libertad. Dos periodistas, jóvenes como ellos, Isabella y Sofía, lograron romper el hielo en un momento en que el hermetismo imperaba en las FARC.
¿Y si le dieran un pasaje en avión a dónde iría?
Son años cercados por la geografía colombiana caminando montañas, selvas espesas, solos, en grupos de 18 guerrilleros. Siempre a pie. Viajar es un mito
Tania: Albania Tolima, 27 años. 10 en las Farc
“Han vuelto las noches tranquilas sin el temor a que nos vayan a bombardear”
¿Cuál es su sueño cuando se logre la paz?
Les cuesta responder. Nunca nadie les había preguntado por su vida sin armas y sin comandantes dando órdenes. Esto respondieron los integrantes de las Farc
Jeison: Buenaventura, 32 años, 12 en las Farc
“A Bogotá me la imagino como Buenaventura pero más grande. Allá quiero ir”
Ángela: Sevilla Valle, 24 años, 6 en las Farc
“Aprendí a nadar para no ahogarme en los recorridos por el Pacífico; conozco todos los ríos, la gente de allí”
